Hay un momento central en Sweeney Todd, la nueva y notable película de Tim Burton. Es el número musical que le da nombre a esta entrada. Sweeney Todd es el musical de la locura y la venganza. Ambientado en un Londres eternamente negro; sus personajes comparten una mirada lúgubre sobre la vida y grandes obsesiones que no pueden concretar. Toby (Ed Sanders) siente a la Sra. Lovett (Helena Bonham-Carter) como una madre y haría todo lo posible por protegerla; pero ella posterga sus afectos por los de Benjamín Barker a.k.a. Sweeney Todd (Johnny Depp). Éste a su vez, convertido en un barbero sangriento que ha vuelto a este Londres de pesadilla a concretar su venganza; no tiene interés en el amor que ella pudiera brindarle. El malévolo juez Turpin (Alan Rickman) quiere casarse con la virginal Johanna (Jayne Wisener); pero ella, sometida a una vida de maltratos y privaciones, con noches plagadas de pesadillas, solo piensa en escapar a su cruel tutela.
Son personajes que sueñan; pero sus sueños los muestran abandonados; imbuidos en una profunda soledad. En Epifanía, vemos a Sweeney soñando con cortar los cuellos de medio Londres; pero al acercarse a los ciudadanos de a pie, nadie parece tenerle miedo, nadie lo ve; él es el único que se cree su historia de locura y desesperación. La cámara se eleva y él parece perderse, ahogarse en la multitud que lo ignora por completo. En By the sea, la Sra. Lovett contempla un futuro ideal; en el que ella y Sweeney se casan y viven con Toby, formando una bizarra familia; pero ya sabemos que eso nunca se concretará, pues durante toda la secuencia mientras ella canta y seduce; Sweeney se muestra con la misma expresión glacial, fría, sin compasión; un hombre que sólo piensa en la venganza.
Sin duda, este es el film más sangriento de su autor; con el que vuelve al terror gótico que tanto le fascina (como ya había mostrado en Sleepy Hollow); y en el que conjuga con maestría todos los elementos que ya lo han hecho característico. Aún cuando ésta vez es Stephen Sondheim el encargado de la música; ésta se engarza perfectamente con el universo Burtoniano. Todo: desde los notables títulos de créditos (Burton se caracteriza por colocar los créditos completos de sus películas al inicio, a contracorriente de la moda actual); el vestuario, la notable dirección artística (ganadora del Oscar) y, por supuesto la presencia de sus actores fetiche en los roles principales nos presenta a un autor ya consolidado, con amplio número de seguidores y una filmografía que crece y crece en interés. Tiene en agenda dos proyectos: Frankenweenie, ampliación de su celebrado corto de 1984; y una nueva versión de Alicia en el país de las maravillas, bizarro matrimonio de los universos barrocos de Burton y Lewis Carroll, proyectadas para el 2009 y 2010, respectivamente. Que lleguen pronto.